Hacer teatro para recorrer el mundo
Charla con Víctor Ele Ruíz
-En Tlatoani hacemos teatro experimental, nos alejamos del teatro convencional y del teatro comercial, nos hemos caracterizado por nunca poner obras de autores extranjeros.
En 1992 nace en Ciudad Juárez el grupo de teatro Quijote dirigido por Víctor Ele Ruíz, posteriormente, retomando el nombre del Maestro Pedro Antonio Laguna, la agrupación se convierte en Agua Viva juvenil, dado que el Grupo Agua Viva en Chihuahua era dirigida por José Luis Acosta.
En 1993 Víctor regresa a Chihuahua, donde inicia un taller de teatro, mismo que rápidamente se convierte en una compañía de teatro profesional, para luego constituirse como Asociación Civil.
-No es fácil ser gestor, necesitas tener demasiada paciencia y yo no la tengo, lo que tengo es pasión, mucha pasión.
Antes de ser conocidos como Tlatoani, fueron Grupo Expresión, puesto que buscaban nombres convencionales que cumplieran la función de darles a conocer.
El primer taller comenzó después de lanzar una convocatoria en los periódicos, donde se invitaba a todos aquellos a quienes les interesara la actuación a integrarse para aprender y participar de los montajes y desde ese momento, hasta la fecha, alrededor de seiscientas personas han sido parte de lo que hoy en día se conoce como Tlatoani Compañía Artística, con veintitrés generaciones en su haber.
-No me acuerdo de todos, pero me acuerdo de los más relevantes y trascendentes.
Fue tanto el impulso de estos llamados para formarse como actores, que, en una ocasión llegaron 280 personas motivadas a formar parte de la agrupación, de este modo y en una suerte de depuración, surge El grupo tabla, hermano menor de Tlatoani.
-Lo bueno es que la gente llega y si los presionas poquito en el ámbito de la disciplina, solitos se criban, nuestros talleres eran intensos, eran de cinco a ocho horas, uno el sábado y otro el domingo, no todos aguantaron el ritmo.
Su nombre, mismo que abrazan desde 1993 significa Jefe Superior Azteca, el grado máximo de nuestras raíces, pese a que al inicio no se le hacía tan teatral, la gente comenzó a relacionarlos y ya no quisieron cambiarlo.
Actualmente la forma en la que se puede formar parte de Tlatoani es a través del llamado directo, esta invitación tiene que responder al trabajo que se haya desarrollado a través del tiempo en la compañía, sobre todo, porque muchas de sus obras están viajando por varias latitudes y no consideran justo excluir de estas giras a aquellos integrantes que realmente lo merecen, quienes han picado piedra de la mano junto a ellos.
-Sé que hay gente a la que le gusta mi trabajo y otra a la que no le gusta, no pasa nada, está bien que no quieran vernos, incluso hay gente que dice que no le gusta mi dramaturgia, que escribo muy confuso, pero mis obras ya están brotando en varios países como en Venezuela y Colombia. Mi obra que más éxito ha tenido es “Buitre con corbata de colores”.
Entre sus montajes más destacados se encuentran “Tuérceles el Dios”, “Ayer fueron sirenas”, “Azul Salamandra”, “El elefante que derramó el beso”, “Morfina para dos”, “Yegua” y “Frida” de Tomás Urtusástegui, por mencionar algunas, dentro de la extensa cartelera con la que cuentan.
-Hemos tenido que lidiar con muchas opiniones en contra de nuestros montajes, pero eso ha servido a nuestro favor, cada mal comentario, hacía que tres o cuatro personas fueran a ver nuestras obras, fueron nuestra mejor publicidad.
Actualmente la compañía cuenta con su propio espacio para representación, Casa Tlatoani, con un aforo de cuarenta butacas, donde realizan diversas temporadas, lo que les ayuda a mantenerse activos y vigentes en la localidad, dado que no están subsidiados, y no precisan de un sueldo, por lo que estas funciones, así como su labor de gestión, es lo que les ayuda a mantenerse a flote y costear sus presentaciones fuera de México.
-Tengo dieciséis años montando puras obras mías, salvo dos montajes que he realizado de textos de Tomás Urtusástegui.
Entre sus máximos logros, se encuentra la participación en 17 festivales internacionales, gira por Centroamérica, así como presentaciones en 27 países.
-Nosotros pusimos el nombre del desierto en el mundo gracias al teatro.
Dentro de las cosas que les faltan por hacer, Víctor destaca el Festival de Teatro en Alejandría, Egipto, próximo en 2025, así como trascender a dos continentes, Asía y África, mismos que ya están en la mira en este año y el próximo, con esas participaciones que continúan gestionando, considera que ya se puede despedir después de 32 años de labor ininterrumpida en los escenarios.
-Tlatoani es un parte aguas en mi vida, desde su nacimiento hace treinta años, hemos ganado prestigio, hemos ganado muchos amigos, giras, la oportunidad de ser solidarios con una gran cantidad de grupos alrededor del mundo y aunque dicen que nadie es profeta en su propia tierra, creo que sí hemos sido profetas en nuestra tierra.