Lo cómico es lo sagrado
Para Cristina ser la primera mujer Clown en Chihuahua ha representado una lucha constante, no sólo para profesionalizarse en el ámbito, sino buscando la profesionalización de otras y otros compañeros.
Buscando una opción para dejar de ser introvertida, Cristina inicia su quehacer teatral en el Colegio de Bachilleres como una actividad extracurricular bajo la batuta de Miguel Aguirre, tras vivir el resultado del proceso de ensayos, mismo que culminó con una presentación y al observar la respuesta del público, decidió que quería dedicarse al teatro.
En la carrera descubre la práctica del cuerpo y el movimiento, enamorándose completamente del proceso teatral.
Afín a la comedia, entendiéndola como un género serio y tras tomar un taller dentro del festival Strongylus, decide incursionar en el ámbito del Clown, puesto que encajaba a la perfección con lo que deseaba realizar dentro del teatro físico.
Cristina ha picado piedra principalmente concentrada en el hecho de visibilizar que tanto hombres como mujeres pueden hacer las mismas actividades, dado que en otros sitios de la república llegó a sentirse segregada, en tanto que, en Chihuahua, sucede todo lo contrario, puesto que aquí se ha sentido sumamente acogida.
El trabajo del payaso se considera exclusivo del género masculino.
Otra de las luchas importantes que ha tenido que sortear es erradicar el referente de payaso como animador, puesto que es un género que requiere una gran disciplina y entrega, que más que un oficio, consiste en una profesión.
De manera autodidacta Cristina comenzó a buscar libros y videos relacionados con el Clown, tras una ardua investigación conforma su primer montaje, pero no se siente satisfecha con el resultado, por lo que continúa trabajando para pulirlo, dos años después conoce a Sigfrido Aguilar en Guanajuato, quien posee un propio método de creación cómica a partir del movimiento corporal, quien creó su propia estrategia para hacer comedia a partir del movimiento del absurdo, todo ello sin caer en el payaso tradicional.
En 2014 Cristina solicita unirse a su escuela, donde tiene la posibilidad de vivir una experiencia inmersiva, experiencia que describe como algo muy físico y mental, con toda una filosofía de por medio. Tras dos años de preparación realiza su primer espectáculo de creación original clown, teatro corpóreo-cómico, “Circo para dos”, junto a Ana Caro, proyecto con el que trabajó durante dos años y medio, con la compañía Escena cuerda floja.
En 2017 genera su primer proyecto en solitario denominado “Pum”, que estrena en Ecuador, para posteriormente presentarlo en Bogotá, con este trabajo considera que se afianza en el ámbito unipersonal.
Cristina destaca que su proceso creativo se da en dos vertientes, primero planifica y genera un espectáculo, una vez que lo ha concebido en su totalidad se dedica a buscar espacios de presentación y convocatorias, iniciando la fase de autogestión.
Lleva tanto tiempo empleando esta dinámica que ha encontrado un gusto particular en el hecho de trabajar sola, pero también ha encontrado grandes satisfacciones al pertenecer a diversos colectivos, ya que le resulta bastante enriquecedor conocer y experimentar los métodos y técnicas utilizadas por sus compañeros, lo que le ha permitido salir de su zona de confort.
Dentro de sus espectáculos más representativos se encuentran “Ensueños” convertido en docu-serie debido a la pandemia, “Las pistas del poeta”, con formato de película, proyecto realizado en conjunto con José Sandoval y Javier López, y “Quiero ser payaso”.
Una de los principales motivos para continuar con su labor es lograr que en unos años más el movimiento Clown crezca y se profesionalice no solo en Chihuahua, sino en México, logrando alcanzar el grado que tiene en Europa, ubicándose como un referente respetado.